Contar con una vajilla de porcelana es una de las formas más elegantes de decorar la mesa. Existen opciones de diferente calidad, durabilidad y resistencia. Sin embargo, todas presentan complicaciones al momento de higienizar y, sobre todo, de quitar manchas de uso. Descubre cómo limpiar los platos de porcelana para que tengan el mismo brillo que cuando eran nuevos.
No es necesario contar con accesorios especiales de limpieza. Basta con tener algunos materiales básicos, como bicarbonato de sodio, vinagre blanco y paños de microfibra. Sí es importante evitar algunas cuestiones, como el uso de lejía y de agua hirviendo, ya que pueden dañar a este frágil material.
La porcelana es un material originario de China, cuya fabricación se basa en la acción del calor en la arcilla. Existen diferentes tipos de porcelana, con mayor o menor grosor, traslucidez y resistencia. Sin embargo, en todas sus presentaciones poseen cierta fragilidad, por lo que se deben tomar medidas específicas para su higienización.
Gracias a su belleza visual, se suele aprovechar este tipo de cerámico para el aspecto decorativo: son comunes los adornos, los jarrones y los recipientes de porcelana. Pero uno de los usos más comunes es en los juegos de vajilla, como los platos y los vasos más finos de los hogares.
Aunque tienen una gran desventaja: es común que se manchen, se desgasten y pierdan color. Por este motivo, hay métodos puntuales que funcionan para remover la mugre, cuidando las delicadas condiciones del material. Basta con aplicar elementos básicos de limpieza que suelen encontrarse en todos los hogares.
Hay diferentes maneras de afrontar la limpieza y el blanqueo de la porcelana. Si bien existen productos comerciales elaborados de forma específica, no es indispensable acudir a ellos.
En casa se encuentran los siguientes materiales para hacerlo uno mismo de manera efectiva:
Si se van a utilizar productos de limpieza comerciales, es importante seguir las instrucciones del fabricante. Además, es conveniente hacerlo en un ambiente ventilado, ya que estos elementos contienen químicos que se acumulan en el aire. Siempre que se aplique alguno de ellos, hay que colocarse guantes de goma para protegerse la piel.
Hay algunas cosas básicas que no se deben utilizar en la limpieza de la porcelana. Por un lado, la lejía o lavandina, con excepción de la etapa del blanqueo.
Asimismo, ningún producto de limpieza fuerte o abrasivo es positivo para tratar este material. Por el otro lado, hay que evitar el agua muy caliente y los cambios bruscos de temperatura, ya que pueden dañar la vajilla y los adornos.
Además, es conveniente probar el método de limpieza que vaya a utilizarse en una parte poco visible del objeto. De esta manera, se puede descubrir la efectividad o las posibles consecuencias del mismo antes de extenderlo a toda la porcelana.
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En general, no se recomienda colocar los objetos de porcelana en el lavavajillas, a menos que sean de una variante hecha en barro, la cual tiene mayor resistencia. Pero la de uso más frecuente en la vajilla del hogar es una porcelana fina que tiende a dañarse dentro del electrodoméstico.
Por lo tanto, uno de los métodos de limpieza más comunes se realiza a mano con bicarbonato de sodio. Forma una pasta con este producto y colócala en los sectores manchados del plato. Luego, frota con una esponja. El movimiento tiene que ser suave, con el fin de no raspar ni rayar el material.
El vinagre blanco es un producto muy efectivo para la higienización. En el caso de la vajilla de porcelana, hay que aplicarlo sobre las partes manchadas después de diluirlo en una mezcla con sal.
Deja actuar por un lapso de entre 30 minutos y una hora. Luego, retira y efectúa un lavado común. Prueba el método en un pequeño sector poco visible de la vajilla antes de hacerlo en su totalidad.
El borato de sodio es cada vez más utilizado para diferentes estrategias de limpieza en el hogar. En la vajilla de porcelana resulta efectivo para quitar las manchas derivadas de infusiones como té o café. Mezcla bórax con jugo de limón y repasa el plato con una esponja, siempre de forma suave. Luego, enjuaga bien.
En los casos en los que las manchas difíciles no se remuevan, prueba con una solución de bicarbonato de sodio y agua oxigenada. Aplica sobre la mugre y deja actuar, al igual que con los métodos anteriores. Transcurridos al menos 30 minutos, retira y enjuaga.
Una instancia particular en la higienización de la porcelana es el proceso de blanqueo y recuperación del brillo. Se trata del único momento en el que es posible aplicar lejía. Hazlo siempre con guantes de goma y con la mayor precaución posible.
Coloca la vajilla en un recipiente con agua tibia y unas gotas de lavandina. Debe permanecer en remojo durante una hora por lo menos. Trascurrido ese lapso, enjuaga con esponja y detergente para platos.
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Así como en la vajilla y en los adornos del living, la porcelana también está presente en el baño. Muchos objetos son elaborados con este material, ya que aportan estética y encanto visual al espacio.
Sin embargo, también requieren un tratamiento especial de limpieza:
Es común que los adornos de este material sean algunos de los más elegantes y valiosos del hogar. Por lo que es conveniente limpiarlos con delicadeza, siguiendo una serie de pasos y recomendaciones. En principio, se debe retirar la mayor cantidad de polvo de la superficie.
Utiliza un paño de microfibra y luego un cepillo de cerdas suaves para los recovecos. Coloca los adornos en un recipiente plástico para evitar que se golpeen, se generen rajaduras o se rompan.
Llena el recipiente con agua tibia y lava con esponja y detergente para platos. Tras el enjuague, deja secar el tiempo suficiente y se tendrán esos jarrones decorativos como nuevos.
La porcelana es un material muy estético y funcional, pero puede representar bastante trabajo en los momentos de limpieza. En ocasiones, aparecen manchas en tono amarillento sobre su superficie. Las mismas se quitan con bicarbonato de sodio, vinagre, agua y una esponja, al igual que otras similares.
La mayoría de las manchas que afectan a esta vajilla tienen solución. Por lo tanto, dedicando un poco de tiempo, es posible mantenerlas con brillo y extender su vida útil.
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